El riesgo de contraparte ha emergido, considerando la implicación de los derivados en la crisis financiera de 2008, como la piedra angular detrás del marco regulatorio sobre el que reconfigurará el entorno financiero internacional. En tal contexto, los bancos y grandes instituciones financieras han otorgado un papel fundamental no solo al fortalecimiento del control del riesgo de contraparte dentro de sus marcos de administración integral de riesgo, sino también a la valuación y cobertura de este riesgo.

A pesar de los escándalos Financieros Globales y los quebrantos corporativos a los que recientemente hemos sido testigos por el mal uso de los Productos Derivados, éstos han probado ser una herramienta de gran utilidad para protegerse de la fluctuación de las variables económicas, instrumentos que las entidades usan para mitigar los riesgos a las que se encuentran expuestas.