Nick Leeson

Nick Leeson, conocido como el “trader estafador” que quebró el Banco Barings, es uno de los conferencistas más solicitados del Reino Unido. Curiosidad, intriga y condolencia han sido varias de las reacciones hacia la increíble historia de este hombre. El colapso de Barings y el papel que desempeñó Nick Leeson en él es uno de los debacles más espectaculares en la historia financiera moderna.

¿Cómo pudo un trader derribar el imperio bancario fundado en las Guerras Napoleónicas? Nick Leeson, apostador jóven que se encontró así mismo arrastrado en una aterradora espiral de pérdidas, fue un niño de clase obrera que vivió un auge en el mundo de clase alta hasta que sus apuestas desenfrenadas causaron la caída de Barings, el Banquero de la Nobleza Inglesa, y causó caos en el mercado de dinero de Singapur.

Los Mercados siempre han sido crueles pero raramente han sido tan crueles, tan veloces y en tan grande escala. Nick habla francamente acerca de lo que pasó, la falta de controles contables, su captura y confinamiento por 9 meses en una prisión de Frankfurt y haber sido sentenciado a 6 años por la corte de Singapur por fraude y engaño. Nick habla regularmente en conferencias y comidas corporativas y ha viajado extensamente dentro de Europa, a Nueva Zelanda, Rusia, Estados Unidos, Canadá, México, Australia, Emiratos Árabes Unidos y Sudáfrica en el proceso. También habla en Universidades y ha hablado en la Oxford Unión, Trinity College Dublin y la Universidad College Cork. Este tipo de eventos representa una oportunidad única, para conocer y preguntar al principal participante, de indiscutiblemente uno de los escándalos bancarios más significativos y memorables que el mundo ha presenciado. Su historia también tiene un gran número de aspectos de interés humano que sorprenderán a cualquier audiencia, por lo que no está restringida para el mundo financiero que solía frecuentar.

El Desarrollo Hasta 1995 La semana anterior a su desaparición, Nick Leeson se la pasó vomitando en el trabajo. Sus compañeros no sabían por qué hasta poco tiempo después que lo descubrieron. El ego de un trader de 28 años, de la Bolsa Monetaria de Singapur, y la avaricia y estupidez de un banco que tenía 233 años de ser fundado, se combinaron y destruyeron un imperio de inversión y en el proceso sorprendieron al mundo… La vida de Nick Leeson comienza como un cuento clásico de alguien que pasa de la miseria a la riqueza.

Nick era hijo de un yesero del barrio de Watford, quien reprobó un examen final de matemáticas y dejó la escuela con un simple puñado de cualificaciones. Sin embargo, a comienzos de los ochenta, consiguió un empleo en el banco real Coutts, seguido por una serie de trabajos con otros bancos hasta terminar en Barings, donde rápidamente produjo una buena impresión y fue promovido al piso de remates. En poco tiempo, fue nombrado responsable de una nueva operación en el mercado de futuros en el SIMEX (Singapore Monetary Exchange) y rápidamente estaba hacienda millones para Barings al apostar sobre la futura dirección del Índice Nikkei. Sus jefes de Londres confiaron en el niño genio, porque vieron las grandes ganancias con entusiasmo. Leeson y su esposa Lisa parecían tenerlo todo: un salario de £50,000 con bonos de hasta £150,000, fines de semana en lugares exóticos, un elegante departamento y fiestas frecuentes, y para colmo también parecían estar muy enamorados.

El trabajo de un trader de derivados es parecido al de un corredor de apuestas, tomando apuestas de las personas que hacen apuestas y Lesson empezó comprando y vendiendo los tipos de futuros sobre derivados más sencillos vinculados al Nikkei 225, el equivalente japonés del FTSE 100 de Reino Unido. En ese momento el trader sólo tenía que dejar un porcentaje pequeño de la cantidad que estaba siendo negociada, era por lo tanto, muy fácil que el dinero sobre la mesa fuera excedido varias veces por pérdidas. Sin embargo, Leeson parecía ser infalible para los Directores de Barings. Para finales de 1993, había hecho más de £10 millones – cerca del 10% del total de las ganancias de ese año. Barings creyó que no estaba expuesto a pérdidas porque Leeson les afirmó que estaba ejecutando órdenes de compra en nombre de un cliente. Lo que la compañía no se había dado cuenta fue que él era responsable de la cuenta de errores 88888, en la cual Leeson ocultaba sus pérdidas. Esta cuenta fue creada para cubrir un error hecho por un miembro de su equipo sin experiencia, el cual llevó a una pérdida de £20,000. Después Leeson usó esta cuenta para cubrir sus propias crecientes pérdidas. En un error fatal, el banco permitió que Leeson continuara como Jefe de Trading al mismo tiempo que era responsable de liquidar sus negociaciones, un trabajo que usualmente está dividido. Para diciembre de 1994, las pérdidas escondidas en la cuenta 88888 daban un total de $512 millones. Cada vez más desesperado, Leeson apostó a que el índice Nikkei no caería por debajo de los 19,000 puntos. En ese tiempo parecía razonable porque la economía japonesa se estaba recuperando después de 30 meses de recesión. Sin embargo, el 17 de enero de 1995, un devastador terremoto que midió 7.2 sacudió la ciudad japonesa de Kobe.

El índice Nikkei, que anteriormente había estado estable, se desplomó un 7% en una semana. Como fueron creciendo las pérdidas, Leeson solicitó fondos extras para continuar operando, con la esperanza de poder zafarse del lío con más transacciones. Leeson contaba con que hubiera una recuperación post temblor y que el Nikkei se estabilizara en 19,000. No habían coberturas, ni apuestas del otro lado para proteger las enormes exposiciones de Barings. No hubo recuperación. Durante tres meses compró más de 20,000 contratos de futuros con un valor aproximado de $180,000 cada uno, en un inútil intento de mover el mercado. Cerca de tres cuartos del $1.3 billón que perdió a Barrings, resultaron de estas transacciones. Cuando los directores de Barrings descubrieron lo que había pasado, le informaron al Banco de Inglaterra que Barings estaba efectivamente quebrado. Dos días antes de cumplir 28 años, Nicholas William Lesson desapareció de Singapur y en su escritorio dejó una nota en la que garabateó rápidamente un “Lo Siento”. Supuso que sería encarcelado por el fraude y con la esperanza de ser encarcelado en el Reino Unido en lugar del Lejano Oriente, la pareja huyó. Primero fue a un exclusivo resort en Borneo y después a Frankfurt. El hombre más buscado del mundo, en las portadas de todos los periódicos, se registró con su propio nombre en su vuelo a Europa, escondiéndose debajo de una gorra de baseball. Las autoridades alemanas estaban informadas y la Policía estaba ahí para recibir a Leeson en cuanto aterrizó. Después de que se anunció el arresto de Leeson surgió mucha alegría en los mercados mundiales de futuros. Leeson a su paso acabó con el Banco de inversión Baring de 233 años de antigüedad, el cual muy orgullosamente contaba con la Reina de Inglaterra como su cliente. Las pérdidas de $1.3 billón de dólares que realizó eran mucho más que el capital entero y las reservas del banco. Los inversionistas vieron sus ahorros desaparecer y cerca de 1,200 compañeros de trabajo de Leeson perdieron sus trabajos. El banco danés ING aceptó asumir casi toda la deuda de Barings y adquirió el banco por el precio de £1. ¿A quién hay que culpar? A Leeson definitivamente. El se declaró culpable de falsificar documentos y engañar a SIMEX. Pero al asentarse el polvo del colapso de Barings, durante el juicio Watergate se planteó la frase famosa: “¿Qué supo el Presidente y cuándo lo supo?” A pesar de que no hay duda de los actos de Leeson ¿los altos funcionarios del banco podían no saber de las acciones del “trader estafador”? El Banco de Inglaterra y su reporte concluyeron, que el célebre operador actúo por su cuenta logrando engañar a sus superiores hasta que fue muy tarde para salvar al banco. Ciertamente es un hecho que gran parte de la vieja escuela nunca entendieron realmente o no les interesó dominar las complejidades de la negociación de derivados. Barings no puede escaparse totalmente de la culpa, un memo interno con fecha de 1993 había advertido a la sede central de Londres, acerca de permitir a Lesson que fuera operador y liquidador al mismo tiempo: “Estamos en riesgo al establecer un sistema que demostrará ser desastroso”.

Nada se hizo. En enero de 1995 SIMEX expresó su preocupación al banco acerca de las transacciones de Lesson, pero en vano, ya que el banco todavía le transfirió $1 billón para continuar con sus operaciones. Un reporte realizado por las autoridades de Singapur sobre el colapso veían con incredulidad las afirmaciones de los superiores de Leeson, todos los cuales fueron forzados a renunciar, que no sabían nada de la cuenta de errores 88888. Después de su arresto en Alemania, Leeson pasó unos meses tensos tratando de escapar de la extradición a Singapur. Fracasó y en diciembre de 1995 una corte en Singapur lo sentenció a 6 años y medio de prisión después de declararlo culpable de engañar a los auditores del banco y de engañar a la bolsa de Singapur. Habiendo cumplido casi 9 meses en Alemania esperando la extradición, su sentencia tuvo efecto retroactivo al 2 de Marzo de 1995. La suerte de la vida personal de Lesson también parece reflejar los altibajos de su carrera. Lisa su esposa consiguió un trabajo como azafata para poder visitarlo regularmente. Incluso le ayudó a escribir su libro “Rogue Trader”. Su matrimonio al principio sobrevivió la tensión de estar separados, pero lo que Lisa no pudo soportar fueron sus revelaciones de sus infidelidades con Geishas y se divorció de él. El que ella se volviera a casar, con otro trader de la Ciudad sirvió para vencer más el espíritu de Leeson y se puso muy deprimido al perder a su esposa que le había sido fiel. Al cabo de unos meses, a Leeson le diagnosticaron cáncer de colon, enfermedad que mató a su madre cuando él tenía tan solo 20 años. De estar en fiestas, teniendo un buen tiempo en su juventud que podía abusar de su cuerpo con exceso de alcohol, se redujo a un hombre fantasma. Su peso se desplomó y la mayoría de su cabello se le cayó en la quimioterapia. A su papá, un yesero, le diagnosticaron mieloma, después de que Nick se enfermó. La prisión por sí misma no fue precisamente buena para su sistema inmunológico, fue una dura existencia. Nick fue encerrado con otros dos en una celda muy pequeña 23 horas de las 24. Todos los prisioneros pertenecían a bandas, y los compañeros de celda eran deliberadamente emparejados con miembros de bandas rivales para crear tensión y disturbios, y cuando las peleas estallaban inevitablemente todos terminaban dentro. Nick Leeson dormía en el piso de concreto duro, su desayuno eran tres rebanadas de pan y las otras comidas, arroz monótono con un poco de pollo o vegetales. El peor período, peor aún que el cáncer, dice Nick, fueron los siete meses entre marzo y octubre de 1996, cuando las visitas de Lisa y sus cartas diarias se agotaron: “En prisión realmente necesitas algo a que aferrarte. Ese algo era mi relación con Lisa hasta que de repente no supe que estaba pasando entre Lisa y yo. Eventualmente le escribí ofreciendo el divorcio y después de dos semanas me respondió, diciendo que sí”. El tiempo en prisión pasó tan despacio que a veces Nick se aislaba en las páginas de novelas policíacas para acelerarlo. En su hora de ejercicio corría alrededor de la cancha de basketball de la prisión. Para Nick, la primera señal de que algo estaba mal vino a principios de 1998: “Me mareaba cuando estaba parado y me tenía que apoyar en la pared. El doctor de la prisión sólo dijo que me estaba volviendo viejo – ¡tenía 30 años en ese entonces! Después pasé un mes sólo al negarme a cambiar de compañeros de celda una vez más, mientras que los hombres con quienes compartía celda accedieron. Cuando salí la gente empezó a decir cuánto peso había perdido: por primera vez en mi vida podía ver los músculos de mi estómago. ¡Pensé que me veía bastante saludable!” Una prueba de sangre reveló que Nick era anémico. También comenzó a tener dolores de estómago, para lo cual el doctor dijo que se debía a las pastillas de hierro. Se involucró en una rebelión menor y arriesgó más tiempo en las celdas de castigo, antes de que el doctor reconociera que no sabía que más hacer, y envió a Nick al Hospital New Changi. Nick Leeson nunca va a ser celebrado por sus servicios a la banca: fue el primero en obtener la etiqueta de “Trader Estafador” y se quedará con ella por el resto de su vida. Pero merece debido reconocimiento como un maestro de la resistencia: afrontar el cáncer es lo suficientemente difícil cuando tienes el apoyo de enfermeras amables, un ambiente reconfortante, amigos, familia, flores y cuidado amable y amoroso. Nick no tenía nada de esto, encadenado a la cama, con nada que leer, tenía que pedir a guardias armados, que tardaban en responder, cada vez que necesitaba ir al baño. Su cirugía estaba programada para el 11 de Agosto. Diez días después estaba de regreso en su celda,durmiendo en concreto y luchando para poder sentarse por las 38 grapas que le acaban de quitar de su larga incisión y los músculos de su estómago fueron cortados durante la cirugía. Sin embargo, su cirujano era uno de los mejores de Singapur y su oncólogo estudió en Cornell en Nueva York y supuestamente veía al Presidente Lee Kuan Yu.

Le dijeron a Nick Leeson que tenía una probabilidad del 60% de sobrevivir por 5 años. La quimioterapia, le aseguraron a Nick, aumentaría su probabilidad en un 10% adicional. La quimio duró 6 meses, la recibía por 5 días y 3 semanas eran de descanso, y a pesar de que le advirtieron que posiblemente se sentiría muy mal, Nick aguantó muy bien. Finalmente, fue liberado en el verano de 1999. Aunado a que su regreso al Reino Unido le hizo darse cuenta de que su costoso estilo de vida se había borrado, se encontró efectivamente sin casa y sin trabajo. Nick pasó su primer año bastante hedonista viendo amigos y familiares, pero también continuando con su tratamiento para el cáncer. Nick Leeson corrió el Maratón de Londres del 2000, a pesar de las recomendaciones de los doctores. Pero estaba determinado a juntar fondos para el Colon Cáncer Concern y el Centro Linda Jackson MacMillan en Middlesex en donde fue tratada la mieloma de su padre. Nick Leeson probó su resiliencia y fue capaz de capitalizar sus experiencias. Le fue dada una gran cantidad de dinero por la serialización de su libro en el periódico The Mail. Su historia también se volvió una película de Hollywood, “Rogue Trader”, estelarizada por Ewan McGregor y Anna Friel (por el Productor Ejecutivo Sir David Frost). Durante 2001 se le podía encontrar en la Universidad Middlesex, donde estudió la carrera de Psicología. Nick ahora pasa la mayor parte de su tiempo presentando conferencias magistrales a organizaciones alrededor del mundo sobre Administración de Riesgos, Responsabilidad Corporativa y Cumplimento, además de emprender discursos en banquetes basados en sus singulares experiencias.

Ahora tiene el grado de psicología y un segundo matrimonio con la guapa irlandesa Leona Tormay (quien tiene a sus propios hijos Kersty y Alex); después de intentar tener un bebé, estuvieron muy contentos cuando en 2004, Leona dió a luz un bebé. Nick comenta: “Soy de la mentalidad de que el cáncer no debe de hacerse cargo y controlar tu vida. Yo creo que entre más positivo seas, mayor será tu probabilidad de sobrevivir”. Su consejo para los demás es nunca contener el estrés así como lo hizo él: “Necesitas platicar y expresarte como lo hago ahora con Leona. Con el cáncer como con otros problemas, es asombroso lo adaptables que somos los seres humanos y serás capaz de hacerles frente si mantienes un fuerte estado mental.”